miércoles, julio 26, 2006

Dulce noche

Dulce noche que con tus tiernas manos, bajaste esta tarde para cubrir mi cielo de estrellas, para apenas dejarme un sabor de boca oscuro que tu luna no atenúa con su luz.
Crees que con tu oscuridad empañarás los sueños de aquellos que reposan sus cabezas en tierno algodón o fibra, pero todos ellos duermen, oh noche que con tu silencio rompes la tranquilidad y perturbas mi alma. Tanto silencio.
Tu mirada, tus ojos que hoy ni siquiera brillan como ayer ni como mañana, apenas me dan un respiro para creer que no estoy sola.
Me asustas, me mantienes en vela porque irrumpes en mi cabeza dando muestras de tu pena, es como si lloraras. Como si yo también quisiera llorar. Es la soledad que ofreces, la soledad que se respira de ti, el aliento de tu brisa, suave, que va entrando por la ventana junto a la luz artificial que emana de la calle.
Mañana, en unas horas, volverá el sol, y con él te irás, y se acabará la soledad, y el frío, y volverán los pájaros, y todo será como ayer, tan lleno de luz como ayer.

sábado, julio 15, 2006

Teruel también existe ¡Y cómo existe!


¿Cómo describirlo?
Seguramente no encontraré jamás las palabras adecuadas para describir aquella noche, aquel panorama desolador.
Nos fuimos al torico. Cuatro colgados y yo,otra colgá. Todos en el mismo coche, los de atrás la verdad, un poco apretujados(lo sorry).
También llevábamos acomodadas en el maletero dos litronas de cerveza, una botella de ron y una de cola, y nada de hielo.
Llegamos después de hora y media de viaje, eran las 2:30 de la mañana, pero ya era tarde. Ya no había solución. El espectáculo estaba en pleno apogeo.
Las calles rebosaban de gente inconsciente o semi, gente que necesitaba ayuda para andar, gente que intentaba ligar sin mucho éxito, rozando el acoso, pero eso sí, to ciego.
Gente subida en carritos de la compra y sonriendo como si montaran en un lamborgini.(véase foto adjunta).
Y Juanpi. El hombre conclusión, que no sabía de dónde era pero que se cascó media litrona calentuza, pero de la nuestra, que nadie sabe si llegó a casa con vida, y que si lo hubiéramos pensado antes, igual hasta lo hubiérais conocido.
Y ahora viene lo malo, tengo que contarlo.
Cuando empezamos a adentrarnos en el mundo del torico,( donde de paso sea dicho, todo el mundo iba de fallero o de pamplonica, no sé por qué), resulta que la gente salía con un sospechoso gris asco de tobillos para abajo. Primero piensas que se han debido de echar de todo en la ropa, luego ves que la calle está sucia, pero piensas que no es para tanto, y de repente llegas a una peña, donde hay charcos y charcos de aquel líquido gris mugriento, y , lo peor, cuando consigues salir de allí, te ves trepando por un callejón, estrecho, cuesta arriba, donde lo que chorrea hacia el principio de la calle no es agua.
Cuando casi lo primero que ves es una tia incapaz de mediar palabra que te pide el móvil mirando hacia la cámara de fotos que llevas en la mano, muy serenos muy serenos, no iban en las fiestas del torico.
Pero a pesar del viaje y de lo desagradable de la historia, Juanpi era un tio majo, David se convirtió en obrero con almuerzo incluido, la patata dejó de ser patata por una noche, nuestro insomne hizo honor todo el camino devuelta, el conductor aguantó como un campeón y el amanecer fue precioso, y al día siguiente dormimos todos como cabrones, eso sí, nos bajamos sólo para ver la final del mundial.
No me importaría volver a repetirlo.